Los debates políticos en Argentina suelen ser intensos y apasionados, especialmente cuando se trata de figuras y movimientos que han marcado la historia reciente del país. Uno de los temas que genera controversia es la relación entre los partidos de izquierda, como el FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores), el MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores) y el Partido Obrero, y el kirchnerismo, liderado por Cristina Fernández de Kirchner. ¿Por qué estos partidos de izquierda insisten en diferenciarse del kirchnerismo, incluso cuando algunos observadores perciben similitudes o coincidencias en ciertas políticas? Para entender esta dinámica, es crucial analizar en profundidad las diferencias ideológicas, las estrategias políticas y las experiencias históricas que influyen en esta relación.
Diferencias Ideológicas Fundamentales
Para empezar, es esencial destacar que los partidos de izquierda mencionados se inscriben en la tradición del marxismo y el trotskismo, corrientes ideológicas que tienen una visión crítica del capitalismo y abogan por una transformación social profunda. El FIT, el MST y el Partido Obrero, entre otros, comparten un objetivo común: la construcción de una sociedad socialista donde los medios de producción sean de propiedad social y la clase trabajadora tenga el poder político. Esta visión contrasta con el kirchnerismo, que si bien implementó políticas sociales progresistas y promovió la intervención del Estado en la economía, nunca cuestionó las bases del sistema capitalista. El kirchnerismo se ubica dentro del espectro del peronismo, un movimiento político heterogéneo que históricamente ha buscado conciliar intereses de diferentes clases sociales dentro del marco del capitalismo.
Los partidos de izquierda critican al kirchnerismo por su política de conciliación de clases, que consideran insuficiente para resolver los problemas estructurales de la sociedad argentina. Argumentan que las políticas sociales implementadas durante los gobiernos kirchneristas, como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la ampliación de la cobertura jubilatoria, fueron importantes pero no atacaron las causas profundas de la pobreza y la desigualdad. Además, señalan que el kirchnerismo mantuvo una relación ambivalente con los grandes empresarios y los sectores financieros, buscando acuerdos y consensos que limitaron la posibilidad de avanzar hacia una transformación social más radical. En este sentido, la izquierda critica la gestión económica del kirchnerismo, que si bien logró un crecimiento importante durante algunos años, también generó inflación, endeudamiento externo y dependencia de los precios internacionales de las materias primas.
La Cuestión de la Independencia Política
Otro aspecto central que diferencia a la izquierda del kirchnerismo es su concepción de la independencia política. Los partidos de izquierda se reivindican como fuerzas políticas independientes de los gobiernos de turno y de los intereses de los grandes grupos económicos. Mantienen una postura crítica frente a las instituciones del Estado capitalista y denuncian la corrupción y el clientelismo político. Esta independencia política es fundamental para su estrategia de construcción de una alternativa anticapitalista, que requiere movilizar y organizar a la clase trabajadora y los sectores populares por fuera de los canales institucionales. En contraste, el kirchnerismo ha construido su poder político a través de alianzas con diferentes sectores sociales y políticos, incluyendo sindicatos, organizaciones sociales, intendentes y gobernadores. Esta estrategia de construcción de poder, que la izquierda considera propia del peronismo, implica negociaciones y concesiones que limitan la posibilidad de llevar adelante un programa de transformación social profundo. Por lo tanto, la izquierda insiste en que su independencia política es una garantía de que no renunciarán a sus principios y objetivos.
Estrategias Políticas Divergentes
Además de las diferencias ideológicas, existen divergencias importantes en las estrategias políticas de la izquierda y el kirchnerismo. Los partidos de izquierda priorizan la movilización y la organización de la clase trabajadora como herramienta fundamental para la transformación social. Participan en las luchas sindicales, apoyan las huelgas y movilizaciones populares, y buscan construir organizaciones de base en los lugares de trabajo y en los barrios. Su objetivo es fortalecer el poder de la clase trabajadora para que pueda imponer sus demandas y avanzar hacia la construcción de una sociedad socialista. En este sentido, la izquierda critica el verticalismo y la burocratización de muchos sindicatos y organizaciones sociales, y busca promover la democracia de base y la participación activa de los trabajadores y los sectores populares en la toma de decisiones.
En contraste, el kirchnerismo ha privilegiado la vía electoral y la construcción de mayorías políticas a través de alianzas y acuerdos. Si bien el kirchnerismo ha promovido la participación popular y ha incorporado a muchos jóvenes a la política, su estrategia se centra en la figura del líder y en la movilización a través de las estructuras partidarias y los aparatos del Estado. La izquierda critica esta estrategia, argumentando que limita la autonomía y la capacidad de autoorganización de la clase trabajadora. Señalan que el culto a la personalidad y la dependencia de las figuras carismáticas pueden generar clientelismo y paternalismo, y dificultan la construcción de una conciencia de clase crítica y una organización independiente. Por lo tanto, la izquierda insiste en que la transformación social requiere un proceso de movilización y autoorganización desde abajo, que no puede ser sustituido por la acción de un gobierno o un líder carismático.
La Experiencia Histórica
La experiencia histórica también juega un papel importante en la relación entre la izquierda y el kirchnerismo. Los partidos de izquierda tienen una larga tradición de lucha y resistencia en Argentina, que se remonta a los orígenes del movimiento obrero a fines del siglo XIX. Han participado en numerosas huelgas y movilizaciones, han sufrido la represión de diferentes gobiernos, y han mantenido una postura crítica frente al peronismo desde sus inicios. La izquierda critica al peronismo por su carácter policlasista y su política de conciliación de clases, que consideran incompatible con la lucha por una sociedad socialista. Recuerdan que durante los gobiernos peronistas hubo momentos de represión contra los sectores más combativos del movimiento obrero y que el peronismo nunca cuestionó las bases del sistema capitalista.
Por otro lado, la izquierda también recuerda las experiencias de otros gobiernos populares en América Latina, como el gobierno de Salvador Allende en Chile y el gobierno de la Unidad Popular en Uruguay. Estos gobiernos, que se propusieron llevar adelante reformas sociales importantes, fueron derrocados por golpes militares apoyados por Estados Unidos y los sectores conservadores. La izquierda argumenta que estas experiencias demuestran la necesidad de construir un poder popular fuerte e independiente para enfrentar la resistencia de los sectores dominantes y garantizar la continuidad de los procesos de cambio. En este sentido, la izquierda critica al kirchnerismo por no haber profundizado las reformas sociales y por no haber construido una base social y política suficientemente sólida para resistir las presiones de los sectores conservadores.
Coincidencias Tácticas y Diferencias Estratégicas
Es importante reconocer que, a pesar de las diferencias ideológicas y estratégicas, ha habido momentos de coincidencia táctica entre la izquierda y el kirchnerismo. Por ejemplo, durante los gobiernos kirchneristas, la izquierda apoyó algunas medidas progresistas, como la nacionalización de los fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) y la ley de matrimonio igualitario. También participó en movilizaciones en defensa de los derechos humanos y en contra de la impunidad de los crímenes de la dictadura militar. Sin embargo, estas coincidencias tácticas no implican una convergencia estratégica. La izquierda sigue manteniendo su crítica al kirchnerismo y defendiendo su propio programa de transformación social.
La izquierda argumenta que las coincidencias tácticas no deben ocultar las diferencias estratégicas fundamentales. Señalan que el kirchnerismo ha demostrado ser un proyecto político limitado, que no ha logrado resolver los problemas estructurales de la sociedad argentina y que ha generado nuevas contradicciones y desafíos. Por lo tanto, la izquierda considera que es necesario construir una alternativa política independiente y anticapitalista, que pueda ofrecer una solución real a los problemas de la clase trabajadora y los sectores populares. Esta alternativa, según la izquierda, debe basarse en la movilización y la autoorganización de la clase trabajadora, en la defensa de los derechos laborales y sociales, y en la lucha por una sociedad más justa e igualitaria.
La Necesidad de una Alternativa Anticapitalista
En resumen, la insistencia de los partidos de izquierda en diferenciarse del kirchnerismo se basa en diferencias ideológicas, estrategias políticas divergentes y experiencias históricas que los llevan a cuestionar la profundidad y el alcance del proyecto kirchnerista. Si bien ha habido momentos de coincidencia táctica, la izquierda considera fundamental mantener su independencia política y su propio programa de transformación social. Argumentan que la construcción de una sociedad socialista requiere una estrategia diferente a la del kirchnerismo, que se centre en la movilización y la autoorganización de la clase trabajadora, en la lucha por los derechos laborales y sociales, y en la construcción de una alternativa anticapitalista.
Para concluir, la relación entre la izquierda y el kirchnerismo es compleja y multifacética. No se puede reducir a una simple cuestión de seguir o no las órdenes de Cristina Fernández de Kirchner. Se trata de un debate profundo sobre el rumbo del país, sobre las estrategias para lograr una sociedad más justa e igualitaria, y sobre el papel de la izquierda en la política argentina. Este debate sigue abierto y seguramente seguirá generando controversias y discusiones en el futuro.